Cuenta la leyenda, que cuando Peleo, padre del
valeroso Aquiles y Tetis, diosa del mar se casaron, enviaron invitaciones de la
fiesta para todos los dioses, pero como no querían tener problemas en un día
tan especial, decidieron que lo mejor sería no invitar a Eris, la diosa de la
Discordia....
Eris se enojó tanto que se apareció en el banquete
de bodas de todos modos. Furiosa se dirigió a la mesa donde se encontraban las
diosas más hermosas: Hera, Atenea y Afrodita y arrojó una enorme manzana dorada
con una inscripción tallada que decía: "Para la más Hermosa".
Hera dijo: "Debe ser para mí". Pero al instante,
Atenea y Afrodita también reclamaron la manzana y pusieron a Zeus como árbitro.
Zeus, no quería tomar parte por ninguna de las diosas ya que sabía que por lo
menos dos de ellas terminarían haciendo reclamos por su intervención o lo que
es peor, enemistadas con él y decidió quitarse el problema de encima. No se le
ocurrió nada mejor que enviar al dios mensajero, Hermes (Mercurio), en a busca
de Paris (príncipe de Troya) con el encargo del juicio que se le pedía
Hermes localizó al príncipe-pastor y le mostró la
manzana de la que tendría que hacer entrega a la diosa que considerara más
hermosa. Precisamente por eso lo había elegido Zeus; por haber vivido alejado y
separado del mundo y de las pasiones humanas. Así, se esperaba de él que su
juicio fuera absolutamente imparcial.
Cada una de las tres diosas fue desfilando ante él
cubriéndolo de promesas porque a fin de cuentas cada una ya luchaba por el
dudoso honor de ganarle a la otras dos diosas.
Prometo darte poder y riquezas si me eliges, serás el
gobernante más poderoso- Dijo Hera.
Atenea le prometió: -Si dices que yo soy la más
bella, te otorgaré gloria en las guerras y gran inteligencia y sabiduría como
ningún otro.
Pero, la sensual Afrodita, que era muy astuta, le
dijo: “Te daré el amor de la mujer más bella del mundo, se llama Helena”.
Afrodita obtuvo la manzana de oro, pero también de
ahí en adelante Hera y Atenea se convertirían en sus peores enemigas, y
odiarían a París y a su familia para siempre....
La decisión de Paris hubo de traer graves
consecuencias para su pueblo, ya que la hermosa mujer por la que Afrodita hizo
crecer el amor en el pecho de Paris, era Helena, la esposa del rey de Esparta,
Menelao. Poco después, en ocasión del paso de Paris por las tierras de este
rey, y después de haber estado una noche en su palacio, Paris raptó a la bella
Helena y se la llevó a Troya. El amor por Helena daría lugar a la mayor guerra
jamás vista hasta entonces: la famosa Guerra de Troya.