Un mundo para Julius describe, con profunda sutileza, el
mundo de la oligarquía limeña, aunque el ambiente, los personajes y las
situaciones podrían desarrollarse perfectamente en cualquier ciudad
latinoamericana. La obra constituye una crítica mordaz, aunque amortiguada por
la ironía, el humor y la ternura presentes en el texto, de esa oligarquía.
En el seno de esta clase social privilegiada, el protagonista de
la novela, Julius, un niño de una extrema sensibilidad y, en cierta medida,
triste y melancólico ("sabes que tu vida estará llena de esos momentos, de
esa amenaza de pena que ya es tristeza"), intentará encontrar su lugar,
creciendo a caballo de dos mundos opuestos: el de la extrema indiferencia y frialdad
de su familia, y el del afecto y el calor de la servidumbre.
A lo largo del libro vemos cómo Julius vive su infancia entre los
cinco y los once años inmerso en un mundo de lujo, de exquisito buen gusto
(simbolizado por el club de golf), pero sumamente frágil y poblado de
"gente bronceada, de deportistas ricos, donde nadie era feo o
desagradable", unos personajes superficiales y vacíos. Su madre, Susan,
simplemente "linda", es una peruana de origen inglés educada en
Inglaterra, frívola, y superficial, incapaz de sentir ni mantener ninguna
relación afectiva auténtica ni con sus hijos ni con nadie de su entorno, pero
siempre con un darling a punto en sus perfectos labios.
Juan Lucas, padrastro de Julius y segundo esposo de Susan
("nadie tan feliz como Juan Lucas; bueno, él siempre estaba feliz o a
punto de irse al golf o a una de sus haciendas [...] o a un cóctel") es un
ser frío que vive volcado en su intensa vida social, y que desprecia
profundamente todo aquello que rezume una cierta sensibilidad o ternura, como
el mismo Julius, de quien opina que "era un imbécil nato", o la
servidumbre: "Nunca veía a la gente que le abría la puerta, era parte de
su elegancia".
Sus hermanos mayores Bobby y Santiago, víctimas y reflejo de su
entorno, son fríos y materialistas. Bobby es un adolescente caprichoso y
emocionalmente inestable, que tiene como héroe y modelo a Santiago, el mayor de
los hermanos, un "mártir de la táctica", por quien su madre "a
duras penas recordaba que en los Estados Unidos había un rubio igualito a ella,
Santiago, que pedía y pedía dólares en cartas que empezaban de amor maternal y
terminaban de negocios, de amor a Juan Lucas". En la mirada de Santiago,
Julius descubrirá el reflejo del vacío absoluto. Con su hermana Cinthia, un ser
frágil y sensible, Julius establece una relación y una complicidad que van más
allá de su prematura muerte a causa de una afección pulmonar.
Por otra parte, Julius crecerá rodeado de otro mundo bien
distinto: "la sección servidumbre ejerció siempre una extraña fascinación
sobre Julius, la fascinación de "no lo toques, amor; por ahí no se va, darling".
Julius se refugiará en la servidumbre para obtener el afecto que su familia -su
madre-, casi siempre ausente, es incapaz de proporcionarle; unos personajes que
gozan con el simple espectáculo de ver comer al pequeño Julius en su comedor
infantil, que rebosan amor como bien reconoce la misma Susan: "En todo
están cuando se trata de... ¡qué bárbaros para querer!".
Así pues, Julius se sentirá atraído y ligado a estos personajes:
Vilma, "la chola hermosa", su niñera adorada, que acabará siendo la
víctima del capricho de su hermano Santiago; Nilda, "la Selvática, la
cocinera, la del olor a ajos", que fascina a Julius con sus relatos de la
selva, y acabará en la calle por sus formas poco al gusto del señor Juan Lucas;
Arminda, la lavandera de la familia; los mayordomos Daniel y Celso, este último
admirado por Julius por tener la custodia de la caja del Club de Amigos de
Huarocondo (un lugar tan mítico para Julius como la Tambopata de las historias
de Nilda); y por último Flora, la encargada de los niños en el nuevo palacio, y
de apodo "Decidida", por su desparpajo y seguridad en sí misma.
La admiración y la estima que Julius siente hacia ese mundo se
plasma en uno de los pasajes más emotivos del libro, cuando el niño, con sus
estratagemas, consigue que el ataúd de Arminda, contradiciendo las órdenes de
Juan Lucas, salga, con todos los honores, por la puerta principal del palacio,
vengando así, a modo de recuerdo hacia su hermana, el entierro de segunda que
tuvo el ama de Cinthia.
Pero en alguna situación el niño Julius entrará en contradicción
con este ambiente con el cual está emocionalmente tan implicado, pero que por
posición social le es ajeno. De ahí el engorro y la turbación que le produce la
aparición de la pobre Arminda el día de su cumpleaños con "el regalo de
una mujer pobre a un niño millonario", quedando como contagiado de la
reacción de sus padres: la mirada indiferente de Juan Lucas, para quien "Arminda
no importaba", mientras Susan "interesadísima [...] seguía la
apertura del paquete con un delicioso y falso entusiasmo".
El libro nos relata también sus primeros años de escuela, en un
colegio de "monjitas americanas y realmente buenas" en el que se
refleja la estructura de esta sociedad, vislumbrándose en la relación entre los
niños el germen de la injusticia que la rige. Julius, una vez más, se
comportará al margen de esta sociedad clasista: ya sea con su vínculo de
amistad con el personaje más menospreciado por el resto de sus compañeros por
su origen humilde, como por el sentimiento de pena y remordimiento que le
provocarán las bromas crueles de sus colegas a los compañeros pobres, o con la
venganza sutil e inteligente urdida por Julius contra el matón de la clase.
El humor y la ternura nos acompañan en las innumerables anécdotas
que pueblan esta novela, desde las más entrañables (como la decisión de Nilda
de pegar las orejas de Julius a su cabeza con cinta adhesiva para intentar
corregir su defecto) a las más tristes (como la de su sórdida profesora alemana
de piano, nieta del mismísimo Beethoven según Juan Lucas), pasando por las
escenas casi esperpénticas, como la descripción de los personajes y el ambiente
taurino de la ciudad de Lima. Se trata de una novela en el más puro estilo
tragicómico, que invita a la reflexión sobre la injusticia, la frivolidad y la
falta de estima desde la aparentemente ingenua mirada de un niño.
Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/obra/mundo_julius.htm
miércoles, noviembre 08, 2017
grasias