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Dr. Zhivago (Boris Pasternak)
Boris L. Pasternak fue un escritor ruso que vivió siempre amenazado y vigilado por el régimen comunista de su país, ya que su monumental novela "Doctor Zhivago" supuso un contundente testimonio y una honesta crítica a dicho régimen. Cuando le fue concedido el premio Nobel en 1958, las autoridades rusas le obligaron a rechazarlo. Treinta y un años después, en 1989, el hijo del escritor recogió el galardón.
La película basada en el libro se rodó sólo ocho años después de su publicación y captó la esencia del descarnado drama y el lirismo que impregna la novela.
Zhivago es un médico que pertenece a una familia acomodada y está casado con una mujer a la que le une un cariño exento de pasión. Cuando estalla la revolución rusa de 1917, el mundo se vuelve del revés y el caos y el temor se apoderan de los ánimos de la gente.
Zhivago es un hombre compasivo y entregado a su trabajo. Un día, mientras atiende a una mujer enferma, conoce a la hija de ésta, Lara, una joven muy hermosa que se encuentra en una situación mísera. Ella y su madre están a expensas de un hombre rico y ruin que es el amante de la madre, pero que intenta seducir también a la hija, aprovechándose de su penosa situación.
Zhivago se siente atraído por Lara, la cual lleva una vida muy dura; tiene que aceptar ser la amante de su "mecenas" para que su madre y ella no se vean de patitas en la calle.
El doctor no olvida a la muchacha y ésta, tras la muerte de su madre, abandonará a su amante y comenzará un largo y duro periplo durante el cual se casará con otro hombre y ejercerá de enfermera de campaña.
Zhivago, metido en plena contienda al ejercer como médico militar, también se alejará de su casa y de su antigua vida y, por vueltas del destino, se reencontrará con Lara y los dos se entregarán a un amor fugitivo sin esperanzas de futuro.
En medio de las heladas estepas rusas, huyendo del resto del mundo, el amor y el dolor hacen aflorar el poeta que hay dentro del doctor. La poesía fluye a través del sentimiento, del vacío de la incertidumbre, de ese sinvivir que supone estar en continua migración por lo desconocido, siempre huyendo de un pasado que se quiere dejar atrás, y de un temido mañana que se desea postergar. Porque, una vez que ese mañana llegue, Zhivago y Lara están condenados a alejarse para siempre, su amor culpable será tragado y aplastado como un insignificante insecto por el peso de las circunstancias.
Pero su imposible amor reluce como un faro de débil esperanza, remonta la mediocridad y la penuria y es preservado como un tesoro hallado en medio del desierto.
En este mundo nada es perpetuo ni duradero, todo se diluye en las brumas del tiempo y del olvido. Sobre todo aquello que guardamos celosamente en nuestro corazón y que muere con nosotros. O tal vez sean esos sentimientos profundos los que nos hacen tocar la eternidad.
Todo eso es "Doctor Zhivago" y más. Es vivir el momento, dejar atrás la seguridad para perderse en los laberintos del corazón y apurar la vida hasta donde uno llegue. Tal vez no vuelvan a verse nunca, tal vez nadie los recuerde después, ni siquiera ellos mismos, pero Zhivago y Lara habrán vivido su instante de eternidad.