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Los perros hambrientos
(Ciro Alegría)
Los perros pastores Wanka, Zambo, Gueso y Pellejo defienden al ganado de los pumas y los abigeos. La pastorcita Antuca, una chiquilla de doce años, ama a su rebaño y a sus perros pastores. Ciro Alegría nos narra la desaparición del perro Gueso que fue robado por los celedonios y la muerte de otros dos perros: “tinto” a dentellada del feroz Raffles y “Mausser” que es volado con dinamita.

Las peripecias van combinándose con las consecuencias de una sequía que, al malograr las cosechas, extiende el hambre. Estas terribles calamidades toman porciones catastróficas. A su vez, los hombres del ande se ven obligados a luchar tan brutalmente que las escenas de violencia se suceden. La situación se agudiza, de tal manera que el hambre de los perros les hace tan feroces que se comen a las reses, a quienes cuidaban.

Todo cambia cuando cae la lluvia sobre la tierra devolviendo su equilibrio a la gente y los perros vuelven a ser los amigos del hombre. Una tarde la niña Antuca se hallo con Mañu. Estaba tirado sobre las piedras. Su colgante lengua tenía un color pálido. Se trataba de un pero que podía esperar la muerte en medio de la soledad. Antuca había crecido junto con los perros.

Ella se olvido del cántaro y el agua. Cuando cayó la noche y escucho la voz de la Juana, que la llamaba, tenía aun las manos puestas cariñosamente entre las hirsutas lanas del cuello del Mañu.

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