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Los gallinazos sin plumas
(Julio Ramón Ribeyro)
Efraín y Enrique eran dos pequeños hermanos, su abuelo se llamaba don Santos y ese tenía un chancho llamado pascual.

El abuelo siempre levantaba a sus dos nietos para que trajeran comida en latas para el hambriento marrano. Pero lo que traían los dos niños, para el abuelo era poco y siempre se quejaba de que Pascual estaba flaco y que necesitaba más comida. Ellos tenían que traer comida de los basurales.


Un día, Efraín se corto la planta del pie con un vidrio cuando regresaba del muladar trayendo la comida a Pascual. Al día siguiente tuvo que ir a traer como sea la comida para el chancho, pero al regresar Efraín se sintió peor y le dijo al abuelo don santos.
El desconsiderado abuelo no entendía nada, el prefería que su chanco estuviera gordo y lo que le pasara a su nieto Efraín no le interesaba nada. Al final, Enrique tenía que ir solo al trabajo y hacer doble trabajo por su hermano. Enrique trataba de traer lo mejor para Pascual.


Un día Enrique trajo del muladar un perro a quien ambos le pusieron el nombre de Pedro; pero el abuelo quiso botarlo. Enrique convenció al abuelo al decirle que iría con su perro al basural, ya que este tenía un buen olfato para conseguir más comida para el chancho. Una mañana, Enrique amaneció resfriado y así se fue a traer comida para Pascual. Al día siguiente ya no pudo levantarse porque tenía mucha fiebre. Entonces el abuelo Santos insulto a sus nietos diciéndoles que no servían para nada.


Furioso el abuelo intento de levantarlos diciéndoles que eran ociosos. Enrique trato de levantarse y decidió ir al muladar y llevo varias latas vacías. Al volver Enrique con los cubos llenos de comida, el chancho se lo comió y Enrique lloró por Pedrito y se enfrentó a su abuelo. Enrique empujó la pierna de palo de su abuelo con una vara, y este se resbaló y se precipitó de espaldas al chiquero. Enrique y Efraín aprovechan para huir mientras que al fondo se oía una violenta lucha.



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